Tuesday, March 19, 2013

La historia de Cesare, el discapacitado al que besaron dos Papas

En un gesto de humildad, Francisco hizo parar el papamóvil hoy en la plaza de San Pedro para bendecirlo; Juan Pablo II también tuvo un gesto de afecto hacia él




CIUDAD DEL VATICANO.- "En 1982, en una audiencia privada con los fieles, me besó Juan Pablo II, hoy recibí un nuevo beso en la frente del papa Francisco . Estoy muy feliz y aún emocionado", comentó Cesare Cicconi, un creyente italiano discapacitado de 50 años, al que hoy el Pontífice saludó descendiendo desde el jeep-papamóvil en que se estaba desplazando en la plaza San Pedro.
"Soy un católico practicante -explicó- y desde siempre socio de la Unitalsi (Unión nacional de transporte de enfermos a santuarios) porque mis padres ya formaban parte de la asociación".
La mamá Sandra, de 72 años, murió hace pocos días y ahora se ocupa de Cesare, que tiene el cuerpo completamente paralizado con excepción de una mano que mueve apenas, su hermana Cinzia, de 43 años.
También se ocupan de él "todos los amigos de Unitalsi que son de casa", agregó. Los padres descubrieron que Cesare padecía Esclerosis lateral amiotrófica cuando tenía solo 8 meses de edad.
Aunque está postrado en una camilla, Cesare no se ha dado por vencido y quiere continuar, en lo posible, tomándose alguna satisfacción de la vida.
"Soy hincha de Ascoli -dijo- y voy a la cancha". Uno de los sueños de Cesare era poder "volar", pero tomar un avión para una persona que tiene que estar en camilla no es tan simple.
Sin embargo, con tenacidad y voluntad, en setiembre del 2010 lo logró. "Con los amigos de Unitalsi, y gracias a la empresa aérea -explicó- tomé el avión y participé en un peregrinaje nacional a Lourdes".
Cesare relata emocionado su vivencia de hoy: "Papa Francisco se detuvo y bajó del jeep. Me dio un beso en la frente y me dijo y también a mis amigos 'recen por mí'".
Muchos de los muchachos de Unitalsi agradecieron al Pontífice, y Jorge Bergoglio, el flamante Papa argentino, replicó: "No, gracias a ustedes".
Cesare regresó luego de la celebración a su ciudad, San Benedetto del Tronto, donde ya anunció una gran fiesta. "Desde que el papa Francisco me saludó, no hago más que sonreír y sonreír", subrayó. Lo confirmaron sus amigos: "tiene la sonrisa impresa en el rostro", dijeron.

Il saluto di Papa Francesco, sceso dalla jeep, a Cesare Cicconi



"A todos nosotros este beso de Francisco a Cesare -observó Don Vincenzo de la Unitalsi de San Benedetto del Tronto- nos pareció una parte del Evangelio en la cual se lee que Jesús se acerca a la suegra de Pedro enfermo, se inclina, la toma por la mano y la levanta".
La comitiva de Unitalsi, conmovida, emocionada, y "llena de energía", regresó a casa con un don precioso: el regalo hecho por el papa Jorge Bergoglio.

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