Wednesday, June 12, 2013

El Papa: «La Iglesia debe tener las puertas abiertas todos y no solo para élites». "No podemos retroceder, ni salirnos del camino"


La Misa matutina del Pontífice en Santa Marta y la Audiencia general en Plaza San Pedro

alessandro specialeCiudad del vaticano
Será una casualidad, pero al día siguiente de la polémica que suscitó la «síntesis» del encuentro del Papa con los religiosos latinoamericanos (en el que habría admitido la existencia de un “lobby gay” en el Vaticano), el Papa Francisco retomó temas y expresiones que había supeustamente tratado en ese encuentro.ù

Esta mañana, durante la Misa matutina en la Capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco advirtió sobre el doble riesgo que corre la Iglesia de volver al pasado y de abandonarse a un “progresismo adolescente”, las dos «preocupaciones» que habría indicado ante los religiosos de la Clar bajo el nombre del doble peligro del “pelagianismo” de «grupos restauracionistas» y de una corriente «gnóstica».


El Papa volvió a reflexionar al respecto durante la Misa que concelebró con el cardenal Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y que también fue mencionado en el encuentro con los religiosos latinoamericanos: «Aprovechen este momento que vivimos en la Congregación para la Vida Consagrada… Es un momento de sol… Aprovechen. El Prefecto es bueno», y el nuevo secretario «¡fue “lobbyado” por ustedes! No, en realidad, siendo el presidente de la USG, ¡lo lógico era que fuera él! Qué mejor…», habría añadido, refiriéndose al franciscano Carballo, recientemente nombrado arzobispo y nuevo “número dos” del dicasterio.

«Simepre existe el temor, el temor de la libertad que nos da el Espíritu. ¡La ley del Espíritu nos hace libres! Esta libertad nos da un poco de miedo, porque tenemos miedo de confundir la libertad del Espíritu con otra libertad humana», dijo el Papa esta mañana durante la homilía.


Este miedo, advirtióm «tiene dos tentaciones»: la primera es la de «retroceder», decir que «se puede hasta aquí y no se puede desde acá...», por lo que, a final de cuentas, «nos quedamos aquí». Esta, advirtió, «es un poco la tentación del miedo a la libertad, del miedo al Espíritu Santo». La otra tentación es, en cambio, la de un «progresismo adolescente», que nos hace «salirnos del camino»: pero, añadió, no se trata de un «verdadero progresismo. Es un progresismo adolescente: como los adolescentes que quieren tener todo con entusiasmo, ¿y al final? Al final, se resbala...».

«En este momento de la historia de la Iglesia –concluyó Francisco–, ¡no podemos ni retroceder ni salirnos del camino!»: el camino «es ese de la libertad en el Espíritu Santo, que nos hace libres, en el discernimiento continuo sobre la voluntad de Dios».

Pocas horas después, durante la Audiencia general en la Plaza San Pedro, el Papa volvió a pedir a la Iglesia que abriera sus puertas «para que todos puedan venir», y que no se convierta en la mroada exclusiva de una élite. «La Iglesia –dijo el Pontífice– debe ser un lugar de la misericordia y de la esperanza de Dios, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio».

Según el Papa Bergoglio, que, como ya es costumbre, improvisó un diálogo con los miles de fieles que llenaban la Plaza San Pedro, esta confianza nace de la convicción de que «Dios es más fuerte» que el diablo: «A nuestro alrededor, basta abrir un periódico, para ver que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa. Pero quisiera decir en voz alta, Dios es más fuerte. ¿Ustedes creen esto que Dios es más fuerte? Digámoslo juntos todos ¡Dios es más fuerte! ¡Todos! ¿Y saben por qué es más fuerte? Porque Él es el Señor. ¡Es el único Señor! Dios es más fuerte».


No faltó una alusión a las divisiones que existen entre los cristianos en el planeta, en medio del «pueblo de Dios», por lo que Francisco invitó a los fieles a rezar pos los propios enemigos: «Cuando vemos en el diario en la TV, tantas guerras entre cristianos, ¡como puede pasar esto! Dentro del pueblo de Dios ¡cuántas guerras! En el barrio, en el puesto de trabajo ¡cuántas guerras por envidias y celos! También en la misma familia, cuantas guerras internas. Pidamos al Señor que nos haga entender bien esta ley del amor. ¡Que bueno! ¡Que hermoso es amarse los unos a los otros como verdaderos hermanos!».


Al final de la Audiencia, el Papa lanzó un llamado enérgico en contra de la «plaga» del trabajo infantil y en contra de la «explotación de los niños en el trabajo doméstico», «es un deplorable fenómeno en constante aumento, especialmente en los países pobres. Son millones los menores, en su mayoría niñas, víctimas de esta forma oculta de explotación que comporta a menudo también abusos, maltrato y discriminación ¡Esta es una verdadera esclavitud!».

«Auspicio vivamente –concluyó el Pontífice– que la Comunidad internacional pueda poner en marcha acciones aún más eficaces para enfrentar esta auténtica plaga. Todos los niños deben poder jugar, estudiar, orar y crecer, en la propia familia, en un contexto armónico, de amor y de serenidad. Esta gente, en vez de dejarlos jugar, los hace esclavos. Esta es una plaga. Es su derecho y nuestro deber. Una infancia serena permite a los niños mirar con confianza hacia la vida y el futuro».

Vatican Insider

"No podemos retroceder, ni salirnos del camino"


Francisco invita a evitar la tentación del "progresismo adolescente"

"No podemos controlar al Espíritu Santo: ¡ése es el problema!"


"En este momento de la historia de la Iglesia, no podemos ni retroceder ni salirnos del camino" afirmó el Papa esta mañana en la misa matinal en Santa Marta. Tras citar las palabras de Jesús, "No piensen que he venido para abolir a las leyes". Esta frase, recordó Francisco, la dijo el Señor después de las Bienaventuranzas, "expresión de las nuevas leyes", más exigentes que las de Moisés.
"Jesús es la expresión de la madurez de las leyes, dijo el Papa. La hora del cumplimiento de las leyes, la hora en la cual las leyes llegan a su madurez: es la ley del Espíritu. Avanzar por este camino es un poco riesgoso, pero es el único camino de la madurez. (...) Las leyes del Espíritu nos hacen libres. Esta libertad nos da un poco de temor, porque tenemos miedo de confundir la libertad del Espíritu con otra libertad humana", dijo Francisco.


Este miedo, agregó, "tiene dos tentaciones". La primera es la de "retroceder", es "la tentación del miedo a la libertad, el miedo al Espíritu Santo". Un miedo para el cual "es mejor ir por lo seguro".
"La tentación de retroceder, porque estamos más seguros adentro, explicó: pero la seguridad plena está en el Espíritu Santo que te lleva hacia adelante, que te da esta confianza, como dice Pablo, esta confianza en el Espíritu, que es más exigente, porque Jesús nos dice: ‘En verdad os digo: antes pasarán el cielo y la tierra que pase una sola iota de la ley". ¡Es más exigente! Pero no nos da la seguridad humana. No podemos controlar al Espíritu Santo: ¡ése es el problema! Esta es una tentación".


Y luego, siguió diciendo Francisco, está la otra tentación, la del "progresismo adolescente", que nos hace "salir del camino". Ver una cultura y no ser capaces de "mantener la distancia" de ella. "Tomar un poco de acá, un poco de allá, de los valores de esta cultura. ¿Quieren hacer estas leyes? Adelante con estas leyes. ¿Quieren avanzar con esto? Ensanchemos un poco el camino. Al final, como digo, no es un verdadero progresismo, es un progresismo adolescente: como los adolescentes que quieren tener todo con entusiasmo y al final resbalan... como cuando hay hielo en el camino y el auto derrapa... ¡Es la otra tentación del momento!".


El camino a seguir, dijo el Papa, "es el de la libertad en el Espíritu Santo, que nos hace libres, en el discernimiento continuo de la voluntad de Dios para avanzar en este camino, sin retroceder y sin salirnos del camino". Pidamos al Señor "la gracia que nos da el Espíritu Santo para ir hacia adelante".
Y concluyó: "Nosotros, en este momento de la historia de la Iglesia, no podemos retroceder, ni salirnos del camino".

(RD/Agencias)

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