Monday, June 03, 2013

Juan y Francisco, los dos Papas del "aggiornamento"


"El Papa Juan transmitía paz, porque tenía un alma llena de paz"

"Era un hombre de gobierno, un líder que se dejó conducir por el Espíritu Santo


(José M. Vidal/Agencias).- Y Francisco se arrodilló, emocionado, ante la tumba del Papa Bueno. Dos Papas Buenos. El Papa Bueno y el Papa que viene de Buenos Aires. Francisco y Juan, unidos por el hilo invisible de la primavera eclesial. Si el Papa Juan abrió las ventanas de la Iglesia, el Papa Francisco quiere abrir sus puertas. Y, a los pies del beato Juan pidió su intercesión y su ayuda. Y lo propuso como "faro luminoso" para la Iglesia de hoy.

El Papa Francisco ha recordado que el 'Papa Bueno' fue "un hombre de paz" y "promotor de la unidad", que llegó a cristianos y no cristianos, después de rezar por la tarde de este lunes ante la tumba del beato Juan XXIII, Angelo Giuseppe Roncalli, con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento.

De este modo, el Pontífice ha llevado a cabo "un homenaje hecho oración" al rezar ante los restos mortales del Beato Angelo Giuseppe Roncalli y, según ha precisado Radio Vaticana, ha pedido "su intercesión ante el Señor para obtener paz y concordia para la Iglesia y para toda la familia humana".
Además, Francisco se ha encontrado en la Basílica de San Pedro con más de 2.000 peregrinos que vienen de Bérgamo (Italia) para recordar al Beato Juan XXIII, conocido como 'el Papa Bueno' porque "supo ganarse el aprecio y el cariño de los fieles gracias a su carácter bondadoso, cordial y sencillo".

La peregrinación de la diócesis de Bérgamo con motivo del 50 aniversario de la muerte de Juan XXIII está encabezado por su arzobispo, monseñor Francesco Beschi, que ha celebrado una Misa a las 17.00 horas, tras la cual se han reunido con el Pontífice para recordar la figura del 'Papa Bueno'.
Antes, Francisco ha recordado la "conmoción" durante los días de la muerte de Juan XXIII, donde "la Plaza de San Pedro se había convertido en un santuario a cielo abierto, acogiendo día y noche fieles de todas las edades y condiciones sociales que rezaban por la salud del Papa" y ha añadido que "el mundo entero había reconocido en Papa Juan XXIII un pastor y un padre".
En esta línea, el Papa ha explicado que fue pastor porque fue padre, "un padre bueno". "Qué bueno es encontrar un sacerdote con bondad", ha improvisado, recordando también San Ignacio de Loyola.

De este modo, el Pontífice ha destacado que Juan XXIII "supo llegar al corazón de las personas tan diferentes, incluso de muchos no cristianos" y ha recordado su lema episcopal 'Obediencia y paz'.

Francisco ha destacado que la gente percibió en Papa Juan XXIII que "era un hombre capaz de transmitir paz, una paz natural, serena, cordial, una paz que con su elección al Pontificado se manifestó al mundo entero y recibió el nombre de la bondad".

El Papa Francisco ha añadido que gracias a la personalidad Juan XXIII pudo construir amistades sólidas en cualquier sitio, y de modo particular en su ministerio como representante del Papa por casi tres décadas "frecuentemente en contacto con ambientes y mundos lejanos del universo católico en el cual había nacido y se había formado". "Fue un válido promotor de unidad, dentro y fuera de las comunidades eclesiales, abierto al diálogo con cristianos y de otras iglesias, con exponentes del mundo hebreo y musulmán y con muchos otros hombres de buena voluntad" ha añadido

Por otro lado, el Pontífice ha destacado la obediencia de Roncalli, que se dejó guiar por el Espíritu Santo y "desarrollar en la Iglesia el servicio que los superiores le pedían, sin buscar nada para él", incluso cuando significó "dejar su propia tierra, enfrentarse a mundos desconocidos para él y permanecer por muchos años en lugares donde la presencia de los católicos era escasa".


Algunas frases de su discurso

"Queridos amigos de la diócesis de Bérgamo: Estoy contento de darles la bienvenida"

"Cuando murió la plaza de San Pedro se convirtió en una catedral a cielo abierto"

"El mundo entero lo reconoció como pastor y como padre, pastor porque fue padre"

"¿Cómo pudo llegar la corazón de la gente?"

"Su lema: obediencia y paz"

"Era un hombre capaz de transmitir paz, una paz natural, serena, cordial"

"Si el sacerdote no tiene muchas cualidades que tenga sobre todo bondad"

"Promotor de unidad dentor y fuera de la comunidad eclesial"

"En realidad, el Papa Juan transmitía paz, porque tenía un alma llena de paz"

"Obediencia, sin buscar nada para él mismo"

"Se dejó conducir como un niño"

"Se abandonó a la divina providencia"

"Era un hombre degobierno, un líder que se dejó conducir por el Espíritu Santo"

"La Iglesia de hoy tiene también que dejarse conducir por el Espíritu Santo"

"Su intuición profética de la convocatoria del Vaticano II"

"Sigue siendo un faro luminoso para nuestro camino"

"Luminoso ejemplo de fe y de virtud"

"Custodiad su espíritu y, sobre todo, imitad su santidad"

"Desde el cielo sigue acompañando a la Iglesia"

"Gracias por vuestra visita al Papa Juan"


Texto íntegro del saludo del Papa Francisco


Queridos amigos de la Diócesis de Bergamo,
estoy feliz de darles la bienvenida aquí, en la tumba del Apóstol Pedro, en este lugar que es la casa de todo católico. Saludo con afecto a su Obispo, Mons. Francesco Beschi, y le agradezco por las gentiles palabras que me ha dirigido a nombre de todos.

Hace exactamente cincuenta años, precisamente a esta hora, el Beato Juan XXIII dejaba este mundo. Quien, como yo, tiene una cierta edad, mantiene un vivo recuerdo de la conmoción que se difundió por todas partes en aquellos días: la Plaza de San Pedro se había convertido en un santuario a cielo abierto, recibiendo día y noche a los fieles de toda edad y condición social, en trepidación y oración por la salud del Papa. El mundo entero había reconocido en el Papa Juan un pastor, un padre. Pastor porque era padre. ¿Qué cosa lo había convertido en tal? ¿Cómo había podido llegar al corazón de personas tan diversas, incluso de tantos no cristianos? Para responder a esta pregunta, podemos recordar su lema episcopal, Oboedientia et pax: obediencia y paz. «Estas palabras - anotaba Mons. Roncalli en la víspera de su consagración episcopal - son un poco mi historia y mi vida» (Diario del Alma, Retiro de preparación para la consagración episcopal, 13-17 de marzo 1925). Obediencia y paz.
Quisiera partir de la paz, porque este es el aspecto más evidente, aquello que la gente ha percibido en el Papa Juan: Angelo Roncalli era un hombre capaz de transmitir paz; una paz natural, serena, cordial; una paz que con su elección al Pontificado se manifestó al mundo entero y recibió el nombre de la bondad. Es tan bello encontrar un sacerdote, un cura bueno, con bondad. Y esto me hace pensar a una cosa que San Ignacio de Loyola -ah, non hago publicidad eh- san Ignacio decia a los jesuitas, cuando hablaba de las cualidades que tiene que tener un superior. Decía: tiene que tener esto esto esto esto, una lista larga de cualidades, pero al final decía: y si no tiene estas virtudes que al menos y tenga mucha bondad.Esencial. Es un padre, un sacerdote con bondad. Fue esto indudablemente una característica distintiva de su personalidad, que le permitió construir en todas partes sólidas amistades y que resaltó de manera particular en su ministerio de Representante del Papa, desempeñado por casi tres decenios, a menudo en contacto con ambientes, mundos tan lejanos de aquel universo católico en el que él había nacido y se había formado. Justamente en aquellos ambientes él se demostró un eficaz constructor de relaciones y un válido promotor de unidad, dentro y fuera de la comunidad eclesial, abierto al diálogo con los cristianos de otras Iglesias, con exponentes del mundo judío y musulmán y con tantos otros hombres de buena voluntad. En realidad, el Papa Juan transmitía paz porque tenía un ánimo profundamente pacificado,él se había dejado pacificar por el espiritu santo. Y este ánimo pacificado fue fruto de un largo y comprometido trabajo sobre sí mismo, trabajo del que ha quedado abundante rastro en el Diario del Alma. Allí podemos ver al seminarista, al sacerdote, al obispo Roncalli empeñado en el camino de progresiva purificación del corazón. Lo vemos, día a día, atento a reconocer y mortificar los deseos que provienen del propio egoísmo, a discernir las inspiraciones del Señor, dejándose guiar por sabios directores espirituales e inspirar por maestros como san Francisco de Sales y san Carlos Borromeo. Leyendo aquellos escritos asistimos verdaderamente al tomar forma de un alma, bajo la acción del Espíritu Santo que actúa en su Iglesia, en la almas. Ha sido Él, decisivamente, que con estas buenas disposiciones, les ha pacificado el alma. Y aquí llegamos a la segunda y decisiva palabra: "obediencia". Si la paz ha sido la característica exterior, la obediencia constituyó para Roncalli la disposición interior: la obediencia, en realidad, fue el instrumento para alcanzar la paz. Ante todo ella tuvo un sentido muy simple y concreto: desenvolver en la Iglesia el servicio que los superiores le pedían, sin pretender nada para sí, sin sustraerse a nada de aquello que le era pedido, incluso cuando eso significó dejar la propia tierra, confrontarse con mundos a él desconocidos, permanecer por largos años en lugares donde la presencia de católicos era escasísima. Este dejarse conducir, como un niño, construyó su recorrido sacerdotal que ustedes bien conocen, de secretario de mons. Radini Tedeschi, padre espiritual en el Seminario diocesano, a Representante pontificio en Bulgaria, Turquía y Grecia, Francia, hasta Pastor de la Iglesia veneciana y finalmente a Obispo de Roma. A través de esta obediencia, el sacerdote y obispo Roncalli vivió también una fidelidad más profunda, que podremos definir, como él habría dicho, abandono a la divina Providencia. Él ha constantemente reconocido, en la fe, que a través de aquel recorrido de vida aparentemente guiado por otros, no conducido por los propios gustos o sobre la base de una sensibilidad espiritual propia, Dios iba diseñando su propio proyecto. Era un hombre de gobierno, era un conductor, pero un conductor conducido, por el Espíritu Santo, por la obediencia. Aun más profundamente, mediante este abandono cotidiano a la voluntad de Dios, el futuro Papa Juan vivió una purificación, que le permitió desprenderse completamente de sí mismo y de adherir a Cristo, dejando así emerger aquella santidad que la Iglesia ha después oficialmente reconocido. «Quien perderá la propia vida por mí, la salvará» nos dice Jesús (Lc 9,24). Aquí se encuentra la verdadera fuente de la bondad del Papa Juan, de la paz que ha difundido en el mundo, aquí se encuentra la raíz de su santidad: en esta su obediencia evangélica.
Y esta es la enseñanza para cada uno de nosotros, pero también para la Iglesia de nuestro tiempo: si sabemos dejarnos conducir por el Espíritu Santo, si sabemos mortificar nuestro egoísmo para hacer espacio al amor del Señor y a su voluntad, entonces encontraremos la paz, entonces sabremos ser constructores de paz y difundiremos paz a nuestro alrededor. A cincuenta años de su muerte, la guía sapiente y paterna de Papa Juan, su amor por la tradición de la Iglesia y la consciencia de su constante necesidad de actualización, la intuición profética de la convocación del Concilio Vaticano II y la ofrenda de la propia vida por su buen término, quedan como piedras miliares en la historia de la Iglesia del siglo XX y como un faro luminoso por el camino que nos espera.
Queridos bergamascos, ustedes están justamente orgullosos del "Papa bueno", luminoso ejemplo de la fe y de las virtudes de las enteras generaciones de cristianos de su tierra. Custodien su espíritu, profundicen en el estudio de su vida y de sus escritos, pero sobre todo, imiten su santidad. Déjense guiar por el Espíritu Santo. No tengan miedo de los riesgos, así como él no ha tenido miedo. Docilidad al Espíritu, amor a la Iglesia y adelante. El Señor hará todo. Que desde el Cielo Él continúe acompañando con amor a su Iglesia, que tanto amó en vida, y obtenga para ella del Señor el don de numerosos y santos sacerdotes, de vocaciones a la vida religiosa y misionera, como también a la vida familiar y al compromiso laical en la Iglesia y en el mundo. ¡Gracias por su visita al Papa Juan! Los bendigo a todos de corazón.

Antes, el obispo de Bérgamo celebró una eucaristía en la basílica de San Pedro


En la homilía, el obispo, Francesco Beschi, dijo, entre otras cosas:

"Recordamos la muerte del Papa Juan, hace exactamente 50 años"

"Ahora reposa aquí, en la Iglesia de Pedro"

"Y brilla en el recuerdo, en la conciencia de la gente y en la consideración afectuosa del mundo".

"El Pastor Bueno"

"Una bondad caoaz de generar unidad"

"Fue una persona excepcional", me dijo Benedicto XVI.

"Su lema: obediencia y paz"

"Juan XXIII está rodeado del afecto y de la consideración de todo el mundo"

"El Papa Juan ha sido testigo de la alegría cristiana"

"Los hombres reconocieron su voz, que habla de Dios, de fraternidad, de justicia social y de paz"

"Su bondad hacía intuir la presencia de Dios"


El Papa visita tumba de Juan XXIII para recordar 50 aniversario de su fallecimiento

03 de junio, 2013. (Romereports.com) -SÓLO VÍDEO- El Papa Francisco rezó unos minutos ante la tumba del Papa Juan XXIII, beatificado por Juan Pablo II en el año 2000. Hoy se cumplen 50 años del fallecimiento del “Papa bueno”, autor de la encíclica “Pacem in Terris” y principal impulsor del Concilio Vaticano II.


El Papa Francisco invitó a imitar la paz y la obediencia de Juan XXIII.

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