Wednesday, June 05, 2013

Naturalmente por Gema Juan Herranz

 
 
 
El ingenioso Oscar Wilde decía que la naturalidad es la más difícil de las poses. No andaba desencaminado. Teresa de Jesús, que no soportaba los melindres ni la afectación, ni los rodeos al hablar para agrandar la realidad, había dicho antes que es gran alivio andar con claridad.


Un bosque interior despejado. La no necesidad de aparentar. La tranquilidad de estar en contacto con la verdad propia, con su lado iluminado y su lado sombrío. La libertad de no ser rebuscado ni artificial. El descanso de no moverse desde recovecos… es gran alivio andar con claridad.


Juan de la Cruz es más radical, si cabe. Su misma presencia, nunca aparatosa, y su modo de vivir la fe lo muestran. Y, sin embargo, su palabra es casi exagerada, quizás por saber que la falta de naturalidad, la afectación, destruye la verdad de las cosas y pervierte su esencia. Así, dirá que la falta de sencillez en la fe es insufrible. Y hablará de oraciones ceremoniáticas que no significan nada y que solo sirven para desorientar porque empañan la relación auténtica.


Cuando Teresa decía a sus hermanas que fueran cuanto más santas, más conversables, también aludía a esto. La naturalidad como señal de salud espiritual, como signo a la vez de compartir los sentimientos de Jesús, amigo de reunirse con la gente para hablar de alguien tan grande como Dios, de la forma más pequeña que hay: conversando, contando historias.


Nosotros necesitamos ciclos y ritos, somos seres sociales. Necesitamos celebraciones, y tal vez no haya nada tan hermoso como la celebración de la memoria, cualquiera que sea el ámbito y forma en que se de. Celebrar, revivir, recordar para ir adelante y para que los motivos auténticos sigan vivos.
Pero eso no significa que necesitemos hacer cosas artificiales, muchas maneras de ceremonias, dice Juan. Más aún, cuanto más íntimo y verdadero sea un recuerdo, menos parafernalia necesitará. Seguramente, no podemos prescindir de las estructuras para compartir la fe e incluso para recorrer el camino personal en ella, pero no deberíamos permitirnos que estas oculten o ahoguen lo que queremos compartir.


Juan insiste en que el aumento de ceremonias, la multiplicidad de palabras y cosas añadidas hablan de falta de confianza en Dios, es decir, estorban la fe, despistan del verdadero encuentro. Lo había advertido Jesús, y antes todavía los profetas bíblicos. Parece que, desde siempre, la tentación de disfrazar o encubrir la verdad personal ha existido. El temor de la desnudez ante Dios, cara a cara, tú a tú, olvidando que Él siempre ve lo interior.


La naturalidad como estilo y modo de ser y de vivir, también como modo de creer: algo tan sencillo como difícil. Sencillo porque es lo más verdadero de cada quien puesto en marcha, difícil porque precisa el valor de ser, naturalmente.

Gema Juan Herranz
Nació en Algemesí (Valencia) en 1970.
Tiene estudios de Música y Farmacia. En 1991 entró en el monasterio de Carmelitas Descalzas de Puzol (Valencia). Ha sido priora y formadora entre sus hermanas.
Ha colaborado con artículos y conferencias en diversas revistas de espiritualidad y foros, y en el libro de Cristianisme i justicia Mística y compromiso por la justicia.
Con su comunidad, ha publicado una serie de antologías comentadas a las obras de santa Teresa: Una luz tan diferente, Juntos andemos, Comenzando siempre y Amor con amor.
Este blog quiere ser un lugar de reflexión, donde compartir desde la espiritualidad de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
Podéis entrar y pasearos a cualquier hora, como dice Teresa del Castillo interior: la puerta está abierta.

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